De coimas y piletas

El Domingo fuimos a la casa de country que se alquilaron nuestros amigos Victor y Vanesa, papás del hermosísimo "Poroto".

Como el auto de Mario está en el taller fuimos con el de Gracie. Antes de salir nos dimos cuenta que le faltaba la chapa delantera. Le dije a Pachu: "hoy nos paran seguro". Dicho y hecho. Nos pararon. El tipo re amable explicándonos que deberíamos tener hecha la denuncia, que pueden usar la chapa para hacer un auto mellizo y delinquir, bla bla bla. Yo estaba en el asiento de atrás con Tadeo y pensaba: "Que bueno! Nos tocó un policía re buena onda". Le pidió los papeles a Pachu, revisó todo y siguió bla bla bla. En un momento Pachu se baja del auto y veo por el espejito que el chabón le sigue hablando. Cuando vuelve me dice: "le tengo que dar plata". Resulta que el señor que a mi me había parecido tan amable le dijo: "Yo debería secuestrarte el auto pero no quiero ser mala onda, estás con tu mujer y tu hijo, y como una mano lava a la otra, si me das unos pesitos arreglamos". Así tal cual. Cuando nos fuimos Pachu me dijo: "bueno, perdí 30 pesos". Se queda callado un momento y agrega: "y mi dignidad". Nada más que agregar.

En una nota más alegre. La pasamos bárbaro en lo de los chicos. Cada vez que voy a un lugar con jardín y pileta pienso como me gustaría que Tadeo crezca así. Pudiendo correr al aire libre, jugando en el pasto, nadando en la pileta, saliendo a andar en bicicleta solo por el barrio sin miedo a que le pase algo. Quiero vivir en Whisteria Lane!

Estos son dos claros ejemplos de cosas que voy y no voy a extrañar cuando nos vayamos a Londres.